miércoles, 3 de marzo de 2010

3 de Marzo

La leyenda de la luna

Cuentan que, hace mucho tiempo, una joven princesa salía todas las noches de su castillo a escondidas de todo el mundo y caminaba hasta un lago oculto en el bosque. Allí se pasaba horas contemplando el reflejo de la luna en la superficie impoluta del agua, pensando que el astro se encontraba bajo el agua y no en el cielo.
Los días que la luna no aparecía en el agua la joven regresaba a su castillo bañada en lágrimas y sintiéndose enferma de pena, pues lo que ella quería era estar eternamente contemplando el bello reflejo que veía cada noche. Durante el día sólo podía pensar en el momento en que saldría para reunirse con ella.
Una noche, la princesa volvió a ir al lago a contemplar el reflejo como siempre y se sorprendió al ver que, esa vez, el satélite brillaba más que nunca y parecía mucho más grande. No podía apartar sus ojos del agua: estaba como hipnotizada.
Estuvo toda la noche arrodillada junto al agua y, al ver que amanecería pronto, no pudo soportar que la luna desapareciera y se lanzó al lago, intentando por todos los medio llegar hasta el fondo y agarrar el reflejo para impedir que se fuera.
A la mañana siguiente, uno de los hombres del rey que estaba buscando a la princesa, vió en un lago cercano al castillo un pedazo de tela flotando suavemente al vaivén de las aguas. Se acercó y lo recogió, llevándoselo al rey que reconoció en él uno de los vestidos de su adorada hija.
Aquella noche la luna brilló con renovado esplendor y dicen que si te fijas lo suficiente, podrás apreciar en su superfice dos bellos ojos que recuerdan a los de una preciosa joven.
(2007)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Manchas de tinta