sábado, 18 de diciembre de 2010

18 de Diciembre

“Y pregunto. “¿Cuándo podemos volver a vernos?. Ella permanece un instante observando el asfalto antes de levantar la vista y mirarme. Sus pupilas bailan intranquilas, me parece ver temblar sus labios. Y me propone un acertijo sobre el que reflexioné mucho. Dice:

¿Cuánto tiempo puedes esperar?

¿Qué podía responder a esa pregunta, Georg? Tal vez fuera una trampa. Si contestara que dos o tres días, sería demostrarme demasiado impaciente, y si contestara “toda la vida”, pensaría que no la quería de verdad o simplemente que no era sincero. De modo que tuve que ingeniarme algo intermedio.

Contesté: “Podré esperar hasta que mi corazón sangre de pena”.

Sonrió algo indecisa y me acarició los labios con un dedo. Luego preguntó:

“¿Cuánto tiempo es eso?”

Hice un gesto de desesperación con la cabeza y opté por decir la verdad: “Tal vez sólo cinco minutos”, dije.

Pareció alegrarse por lo que acababa de oír, pero susurró: “Estaría bien si pudieras aguantar un poco más…” Ahora me tocó a mí pedir una respuesta. Pregunté:

¿Cuánto?

“Tendrás que ser capaz de esperarme seis meses”, Creo que dejé escapar un suspiro.

¿Por qué tanto tiempo?.

“Porque es exactamente el tiempo que tendrás que esperar… Si lo consigues, podremos estar juntos todos los días…”

- Sólo estamos en este mundo una vez. Estamos aquí ahora.

[La joven de las naranjas. Jostein Gaarder]

Tengo insomnio. Y no lo soporto.

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