Las pequeñas cosas de la vida son como la tela que la pequeña araña teje en un rincón oscuro (sin que nadie lo perciba) Si un día te pones a limpiar, o si levantas la vista de la rutina, la ves, y descubres que está ahí. Y te preguntas cuánto tiempo llevaba en ese rincón sin que lo supieras.
Luego sacudes la cabeza y el sentido práctivo, o un instinto profundo, te dicen que no debe estar en ese lugar; por lo que te levantas, coges un trapo y la haces desaparecer.
Pero la pequeña araña volverá a tejer una y otra vez la tela, tal vez en otro sitio, sólo porque así es como debe ser. Y tú, un simple ser humano, te empeñarás en quitarla.
Hasta que te des cuenta de que debes dejarla existir.
sábado, 20 de febrero de 2010
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Manchas de tinta