Porque no todas las cosas podían ser perfectas.
Porque siempre que había un poco de estabilidad en la vida alguna piedra en el camino se encargaba de hacerla tropezar. Y una vez que te caes y te haces la herida, aunque cuesta levantarse, acabas por hacerlo.
Y seguir andando como si nada hubiera pasado...pero con la costra formándose en tu piel, endureciéndose y haciéndote a tí más fuerte: porque sabes que la próxima vez que caigas te harás el mismo daño, pero esa vez no llorarás por el dolor.
viernes, 2 de septiembre de 2011
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Manchas de tinta